Cuidar de una persona con VAA puede ser difícil cuando ninguno de los dos es consciente de la causa de los síntomas. Durante las consultas con los médicos puede haber mucha información que asimilar y el impacto emocional de enterarse de la enfermedad puede ser difícil de encajar para ambos. Cuidar de una persona que se siente mal y al mismo tiempo hacerse cargo de otras responsabilidades, como trabajo, compromisos familiares y relaciones sociales puede ser duro, y algunos periodos pueden ser más complicados que otros.

Algunas de las fases que suponen un mayor reto las pueden desencadenar eventos específicos (como la reacción de su amigo o familiar ante las etapas iniciales del tratamiento o durante cualquier brote de la enfermedad). Por eso puede servir de ayuda saber que estas fases suelen ser sólo temporales y que las cosas pueden ser más fáciles de sobrellevar una vez que pasan estos eventos o a medida que la persona a la que se está cuidando se acostumbra más a ellos.

Algunos de los retos iniciales siguen existiendo, pero con el tiempo otros suelen resolverse por sí solos o son más fáciles de manejar. Como cuidador de una persona con VAA, una vez que haya superado las primeras etapas del tratamiento, lo más importante es encontrar apoyo para usted mismo. Al mismo tiempo, debe ayudar al afectado a sobrellevar altibajos como las recidivas y mantener las expectativas de otros miembros de la familia y amigos a un nivel realista.